ED. Debolsillo // 200 pág.
Melissa escribió un diario de su adolescencia a los 16 años. Como buen diario personal es inconexo, no hay un seguimiento día a día ni mucho menos una explicación detallada de las personas que aparecen y desaparecen de su vida. La única cosa que se explica con detalle son sus relaciones sexuales, sus devaneos por la red en busca de un “nosequé” y sobretodo cuenta lo triste que se siente, las lágrimas que vierte noche tras noche bajo las sábanas. Con el pelo desordenado y el olor a sexo por todo el cuerpo.
A favor de Melissa diré que es preciosa; una lolita que volvería loco a cualquier hombre y ella lo sabe. Y juega con ello aunque al principio sean los hombres los que jugaban con ella.
Erotismo, sexo, lesbianismo, sado… todas las etapas son quemadas una por una en plena adolescencia. Con el tiempo los padres descubrieron el diario y la vida oculta de su joven niñita, todo cambió a ojos de sus padres para siempre, pero lo que no sabían ellos era que Melissa ya había cambiado para siempre y que nunca, nunca, ningún hombre volvería a hacerla feliz.
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