lunes, 7 de junio de 2010

Las benévolas – Jonathan Littell [Mi Libro del Año 2007]


ED. RBA // 990 pág.

Imaginaos 990 páginas divididas en seis partes y que cada una de esas partes no contenga ni un solo punto y aparte. Del tirón. Jodidamente brutal. Y es que sino hubiera sido así ¿cuánto habría ocupado el libro? Impensable. Pero necesario. No se cuenta la historia de la Segunda Guerra Mundial a través de los ojos de un miembro de las SS nazi con un relato breve.

Jonathan Littell es un escritor atípico; nacido en Nueva York y residente en Barcelona, esta es su primera novela y tras esto podría retirarse y quedaría para siempre en el olimpo de los escritores pues se trata de una obra de arte que recoge los primeros años del nazismo, el inicio de la guerra, la victoria nazi sobre el mundo, pero también la derrota, el exterminio judío, la caída del nazismo y el fin de la esperanza para los alemanes. No queda lugar relevante de esa guerra que no pise el protagonista, el sturmbannführer Aue, desde Stalingrado hasta el Berlín asediado por las bombas, pasando por Birkenau o Auschwitz e incluso el norte de Italia.

Nuestro protagonista es doctor en filología y miembro de la élite intelectual del régimen nazi, no se trata de un soldado sino de un pensador. Escribe memorandums, desarrolla informes de funcionamiento y mejora de instalaciones, cena en restaurantes donde sirven ostras y vive en áticos de hoteles. Conduce un coche alemán descapotable y se codea con la créeme de la créeme del régimen. Se trata de una perspectiva de la historia reciente del mundo jamás contada, con una profundidad sentimental arrolladora y tan fielmente documentada y elaborada que podrían pasar por unas memorias autobiográficas de algún nazi escondido en la Patagonia. Pero la historia aún tiene algo mejor, algo único que la hace increíblemente atractiva y es, que el protagonista es gay. Si el régimen nazi se caracterizó por algo siempre fue la discriminación al que no era ario, heterosexual, pro alemán, imperialista, militarista…

Por tanto… la perspectiva es tan desconocida que no dejamos de sorprendernos página tras página, una tras otra y así durante novecientas noventa y nueve páginas.

Albert Fabregat

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