lunes, 19 de abril de 2010

Kafka en la orilla – Haruki Murakami


ED. Tusquets – Colección Andanzas 590 páginas

Haruki Murakami es, extrañamente, uno de mis escritores favoritos. Y digo extrañamente porque la mayoría de los autores que me gustan están muertos. Las vivencias de su vida se reflejan de forma muy clara en sus obras, pero no solo sus vivencias, también sus influencias, sus hobbies y por supuesto, la cultura japonesa. Hijo de monje budista y madre profesora de literatura, su primer trabajo fue en una tienda de discos (¿alguien a dicho Nick Hornby?) para más tarde abrir un local de jazz propio. Compaginando sus dos mayores amores, literatura y música, obtuvo el éxito por Norwegian Wood (traducido como Tokio Blues en España). Los músicos más experimentados habrán descubierto ya que Norwegian Wood es un tema de los Beatles.

Pero el éxito real, el que lo ha convertido en un gurú de los jóvenes japoneses y de todos los jóvenes occidentales en general, le vino con esta novela, Kafka en la orilla. Kafka Tamura es un joven de quince años que inicia un viaje yendo lejos de su hogar, abandona el pueblo para tratar de encontrar su camino. Chico sincero, luchador, guapo, amante de la literatura y la música, lo acompañamos en su viaje iniciático, el viaje en el que tiene depositadas muchas esperanzas. Paralelamente Nakata inicia también el que será su último gran viaje. Deliciosa confluencia de historias, enmarcada en la seriedad y respeto propios de la cultura nipona, en un escenario museístico, donde el amor, el sexo, la muerte y los sueños se entremezclaran sin darnos siquiera la oportunidad de diferenciar entre ellos, mientras una sensación de que nos observan se apodera de nosotros.

Murakami ha sido etiquetado como escritor de toques pop, cultura occidental y mucho surrealismo, todo visto con ojos rasgados. Prepárate para entrar en un mundo de sentidos, de gatos, de conversaciones trascendentales y sobretodo mucho feminismo. No existe escritor vivo más versado en la psicología femenina, en sus razonamientos y en sus miedos. Leer sus novelas es como adentrarse en un corazón de mujer, algo que podéis utilizar mientras encontráis vuestro corazón real en el que adentraros. Tranquilos, todo llega. Pero sabed algo; todos escondemos algo.

Albert Fabregat

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