miércoles, 12 de mayo de 2010

Cartas a Teo - Vincent Van Gogh


ED. Paidós Estética nº35 // 430 pág.

Permitid que me extienda en esta crítica pues para mi no existe artista como este, no existen trazos más vivaces y necesitados, no existen dolores ni sueños más apasionados y sobretodo, no existe un carácter tan difícil y a la vez tan accesible como este. Os presento a Vincent Van Gogh: un GENIO.

La vida de Vincent fue siempre complicada. Nunca pudo bajar la guardia, siempre en constante lucha consigo mismo y con su entorno. Allí por donde pasaba oía los cuchicheos, las palabras a su espalda, las habladurías y siempre, siempre, incluían el término locura entre ellas. Pero lo cierto es que no estaba loco, o por lo menos no esa clase de loco en el que estáis pensando. Si tuviera que encontrar un símil me quedaría con el Nicholson de Mejor imposible; más que loco, obsesivo y perfeccionista, algo violento quizás, pero nada que la psiquiatría actual no arreglara con unas pastillitas. ¿Cómo podía estar loca una persona que solamente en los diez últimos años de su vida fue capaz de pintar 879 cuadros, 1756 dibujos y escribir más de 900 cartas? Y eso son cifras de las cosas que se han recuperado… solo al tratar de pensar en la de putas y facturas de bar que pagó con cuadros y dibujos me estremezco por todo el arte perdido…

Este libro es un paseo día a día, semana a semana, año a año por su vida; sus amores no culminados, su vida de pastor evangélico en Bélgica, las broncas con Teo, su hermano y sostén, la única persona con quién hablaba de verdad, a corazón abierto de sus progresos en la pintura, de sus estudios de color, de filosofía, literatura, de Gauguin y sus peleas…

La última parte es descorazonadora. Cuando lees sus últimas cartas entrevés que algo no funciona, que algo no va bien, su tristeza es cada vez más profunda, sus sueños se desvanecen, la ilusión se difumina y la guadaña parece pender de un hilo tan fino que puede quebrarse en cualquier momento. Los reveses más duros que yo destacaría como los que le llevaron a empuñar el revólver de forma definitiva fueron la pelea con Gauguin en la Casa Amarilla que ambos compartían y la discusión nunca aclarada con el Dr.Gachet, el hombre que le “cuidó” (entiéndase cuidar como no tratar de loco) en su ultimo año. La discusión arrancó porque el doctor no dejaba a Vincent pintar a su hija de 19 años. Fracaso tras fracaso, primero se cortó una oreja y luego se pegó un tiro. Para mí; el artista del siglo.

Albert Fabregat

4 comentarios:

  1. olé,tito.Cómo se nota que disfrutas

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  2. graciaaas evi! vincent es el más grande para mí!!
    un beso!

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  3. com es nota quan un fa les coses amb passio. Gran text i gran van gogh...

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  4. El amor es como Elvis Presley, simpre el Rock esta en forma!!

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