martes, 31 de agosto de 2010

Las partículas elementales – Michel Houellebecq


ED. Anagrama Compactos nº 299 // 320 pág.

Michel Houellebecq es la nueva “star literaria desde Sartre” según el Noveul Observateur. Como siempre, son nuestros amigos de Anagrama Compactos los que consiguen un grandísimo escritor en exclusiva para España. Las partículas elementales es la segunda novela de este genio del collage.

El libro, separado en tres partes, habla de las vidas de dos jóvenes, hermanos, pero que tardarán todavía muchos años en conocerse. En la primera parte conocemos la vida de sus padres, como fueron engendrados, separados y el porqué de sus personalidades antagónicas. En la segunda parte los conocemos a ellos y asistimos al encuentro entre ellos. Y en la última tenemos la oportunidad de verlos enamorarse, vivir, ser felices y… como siempre con Houellebecq, sufrir los reveses de la vida. Reveses muy duros. Repito: muy duros.

Víctor, científico de renombre, cuya vida está inspirada en el auténtico Djerzinski, uno de los padres de la clonación humana, es un ser asexuado. Obsesionado con el trabajo y las investigaciones científicas terminará por fin por encontrar el amor. Michel, profesor de literatura, cuya infancia y adolescencia siempre estuvieron enmarcadas en orfanatos donde se hartó de chupar pollas y comer mierda, es un ser completamente sexual. Se masturba constantemente, eyacula con facilidad al contemplar únicamente unas braguitas, asiste a clubs naturistas, campings sexuales y no halla la felicidad, en parte, por su micropene. También él encontrará el amor.

Descubrir a Houellebecq es descubrir un mundo en que la ciencia y los placeres terrenales se dan la mano para entrar juntos en un club de intercambio. Es apasionante, misterioso, seductor y brillante.

Una nueva estrella, al fin, en el nublado cielo de París.

miércoles, 25 de agosto de 2010

El caballero Héctor de Sainte Hermine – Alejandro Dumas


ED. Círculo de Lectores // 1.100 pág.

Alejandro Dumas no necesita presentación. Como tantos otros autores de la época clásica, terminaron asediados por las deudas y sin ni siquiera ser capaces de mantener a sus numerosas familias. Dumas terminó sus días en un mísero apartamento de París, por entonces capital del mundo bajo el mandato de Napoleón. Ya no quedaba nada de Los tres mosqueteros, ni nada de La novena puerta o El Club Dumas. Las maravillosas cenas en embajadas, los coloristas bailes en las casas de aristócratas y generales… todo se fundió para Dumas. El caballero Héctor de Sainte Hermine es el último vestigio de su literatura, la escribió por fascículos para una revista que se lo publicaba día sí, día no y acaba de ser publicada en todo el mundo como la novela póstuma de un gran escritor.

Héctor de Saint Hermine es el tercero de los hijos del Conde de Sainte Hermine, defensor de la república y enemigo acérrimo del emperador Napoleón. Tras la muerte del Conde a manos del ejército de Napoleón, los hijos juran sucesivamente vengar la muerte de su padre. Uno tras otro van cayendo y con ellos la responsabilidad de hacer honor a su padre. Por último llega el turno al pequeño Héctor, quién abandona su pedida de mano a la carrera pues le llega el requerimiento de la sociedad secreta, que fundó el padre para restaurar la república, de que ha llegado el momento de que asuma el juramento de los hermanos.

Intrigas cortesanas, amores imposibles, caballerosidad extrema, luchas en tierra, abordajes en el Atlántico, cacerías de tigres en las selvas birmanas. Semana a semana, capítulo a capítulo, Dumas acerca poco a poco a Héctor hasta el emperador Napoleón. Debido a su precaria situación económica, Dumas alargó la novela todo lo que pudo, 1.200 páginas después, Héctor está ya muy cerca del círculo de confianza del emperador, este confía en él y podemos tocar la venganza con la punta de los dedos.

Pero… Dumas muere tumbado en la cama del mísero apartamento de París rodeado de su familia y su escribano que siguió tomando nota de las aventuras de El caballero Héctor de Sainte Hermine hasta el último aliento del escritor.

miércoles, 18 de agosto de 2010

13,99 € – Frederic Beigbeder


ED. Anagrama // 272 pág.

13,99 € es también el precio del libro. Beigbeder es maleducado, egocéntrico, listo y guapo. Es publicitario. La primera frase del libro es; “Escribo este libro para que me despidan y me paguen mi indemnización millonaria”.

Sería injusto decir que la vida de los publicitarios es como el autor la dibuja en este libro, aunque no es descabellado pensar que hubo un tiempo, durante el boom de la publicidad, que quizás sí lo fue. Frederic Beigbeder escribe este libro con muchos tintes autobiográficos, como la vez que le explotó la nariz después de esnifar tanta cocaína en los lavabos de la oficina mundial de Danone en París, y en vez de limpiarse y desaparecer sin hacer ruido, se dedicó a pintar con su sangre todo el lavabo y largarse de la reunión sin avisar a nadie.

Creativo de renombre cuenta como despilfarra el dinero de los clientes, tanto él como la agencia para la que trabaja(ba). Nos subimos al último tren de la publicidad excesiva, dónde los clientes sólo sabían asentir como asnos a cualquier cosa que se les propusiera, nos subimos a este tren para olvidar en lo que se ha convertido ahora el sector; trabajo de oficinista, copiar a la competencia y cuadrar balances. La publicidad ya no será nunca como la que él describe. Sólo nos queda esperar que vengan tiempos mejores.

Hasta entonces pues.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Plataforma - Michel Houellebecq


ED. Anagrama Compactos // 316 pág.

En Plataforma, Houellebecq muestra de nuevo sus cartas marcadas; sexo, las vacaciones de los franceses por el mundo, pues Francia es uno de los países con más viajeros, y otra vez sexo, pero ese sexo fruto de la insatisfacción, de la desesperanza: un sexo donde al final no queda nada.

La historia se inicia con Michel, que trabaja para la compañía de hoteles y viajes francesa Nouvelles Frontieres, Como responsable de área se le premia con dos viajes de una semana a cualquiera de los hoteles de la franquicia. Michel escoge una semana en Cuba y otra semana en Tailandia. En solitario. ¿Turismo sexual? Lo has dicho tú, no yo.

Al volver de sus vacaciones y con la idea rondando por la cabeza ya, conoce a una mujer, Valerie, redescubrirá la parte más oscura del sexo. Sadomasoquismo, intercambio de parejas, dominación, dolor… se volverán dependientes el uno del otro pues sus necesidades tan alejadas de la realidad del resto de personas les convertirán en personas especiales. Al fin, los dos se deciden a montar el negocio de sus vidas; una cadena de “hoteles sexuales”. Carta de mujeres y servicio de habitaciones.

En un marco incomparable como la isla de Samui en Tailandia, empiezan su aventura empresarial para terminar, como siempre con Houellebecq, con un final desgarrador y que supera la ficción. Convertir algo íntimo como el sexo en el vértice de sus vidas y sus trayectorias profesionales solamente podrá llevarles a un punto muy bajo de la existencia humana.

Todo tiene un precio y con Houellebecq, es muy alto.